Venezuela es víctima de problemas sociales, económicos y políticos; enfrentándose al problema del desempleo, naciendo así la venta callejera e informal. Es lamentable, pero el venezolano ha tenido la necesidad de transferir su productividad al campo informal como único y definitivo medio de subsistencia, creando en Venezuela mercados populares de buhonería ilegal, así como un incremente considerable de la delincuencia común. Es también, por la razón de que hay demasiados pobres pero muy pocos eficientes, lo que trae como consecuencia que exista demasiados buhoneros, servicios domésticos, chóferes, y pocas empresas manufactureras en pequeñas escalas o micro empresas con posibilidades de crecer, porque no existe una economía de crecimiento por parte del Estado.
Existen el caso que el trabajo del venezolano, lo desarrolla formalmente y una parte del esfuerzo productivo desarrollado lo realiza informalmente. Que vulgarmente lo llaman “matar tigre” haciendo actividades extras para poder subir sus ingresos. Por ejemplo: El caso del empleado bancario que tiene un vehículo y, de ida al trabajo y de regreso del mismo, trabaja como taxista para suplementar su ingreso personal. Tal es el caso de la señora que después de dejar a los niños en el colegio elabora pasteles y dulces para venderlos a restaurantes. El caso de la señora que el garaje de su casa lo convierte en un pequeño restaurante de almuerzos.
Según encuesta, e información de Lauro Barreto Fontes (1974): “Venezuela resulta ser el segundo país más emprendedor del grupo, con un índice de 27,3% de los venezolanos que están iniciando un negocio. La mujer venezolana, a su vez, resultó la más emprendedora de todas las estudiadas”.
Pero como todo no es color de rosa, y a pesar de estos resultados, aún son muchas las barreras que institucionalmente limitan al emprendedor venezolano. Ya que contamos con un país en el cual es más difícil obtener todos los permisos y licencias para comenzar un negocio. Otros han tomado la decisión de formar cooperativas, las cuales no llevan tantos permisos, ni pagan impuestos, pero algunos de ellos fracasan, por el mal manejo de administración, ya que el nivel de educación no es el más optimo. Venezuela es un país rico en todos los sentidos tanto en recursos naturales, como en divisas y fuerza de trabajo, pero lamentablemente no hemos hecho el esfuerzo realmente a impulsar la productividad y el trabajo.
Existen el caso que el trabajo del venezolano, lo desarrolla formalmente y una parte del esfuerzo productivo desarrollado lo realiza informalmente. Que vulgarmente lo llaman “matar tigre” haciendo actividades extras para poder subir sus ingresos. Por ejemplo: El caso del empleado bancario que tiene un vehículo y, de ida al trabajo y de regreso del mismo, trabaja como taxista para suplementar su ingreso personal. Tal es el caso de la señora que después de dejar a los niños en el colegio elabora pasteles y dulces para venderlos a restaurantes. El caso de la señora que el garaje de su casa lo convierte en un pequeño restaurante de almuerzos.
Según encuesta, e información de Lauro Barreto Fontes (1974): “Venezuela resulta ser el segundo país más emprendedor del grupo, con un índice de 27,3% de los venezolanos que están iniciando un negocio. La mujer venezolana, a su vez, resultó la más emprendedora de todas las estudiadas”.
Pero como todo no es color de rosa, y a pesar de estos resultados, aún son muchas las barreras que institucionalmente limitan al emprendedor venezolano. Ya que contamos con un país en el cual es más difícil obtener todos los permisos y licencias para comenzar un negocio. Otros han tomado la decisión de formar cooperativas, las cuales no llevan tantos permisos, ni pagan impuestos, pero algunos de ellos fracasan, por el mal manejo de administración, ya que el nivel de educación no es el más optimo. Venezuela es un país rico en todos los sentidos tanto en recursos naturales, como en divisas y fuerza de trabajo, pero lamentablemente no hemos hecho el esfuerzo realmente a impulsar la productividad y el trabajo.
